En estos últimos días, ya con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, muchos de mis pacientes insisten en esta pregunta.
La educación sanitaria y los hábitos de fotoprotección deben ser incorporados a la rutina desde la infancia: Gorrito, camiseta, crema de protección de 50+, sombra, chiringuito…etc.
Por desgracia, en los años 80, a los niños nos ponían al sol, cual croqueta, porque “era bueno”. Sin embargo, desde hace años, se sabe que el daño solar se va acumulando porque la piel “tiene memoria”, pero no solo eso, también sabemos que casi el 80% de ese daño acumulado, corresponde a lo que hayas hecho en tus primeros 18-20 años de vida. Por eso, la protección solar es importantísima en este intervalo de edad.
Nadie debería exponerse ni permanecer voluntariamente al sol, en ningún lugar, sea playa, piscina, terraza o cualquier otra alternativa que se os pueda ocurrir.
Y algunos preguntaréis, ¿Qué pasa con la vitamina D? Pues bien, en un país como el nuestro, con tantas horas de sol, es suficiente con treinta minutos de lo que yo llamo “sol de cada día”, ese que te da cuando sales a dar un paseo, realizar actividad al aire libre, darte un baño o jugar con los niños en la playa, eso sí, nunca después de las doce del mediodía ni antes de las cuatro de la tarde, y si te pilla a esas horas, busca sombra y aplícate un buen protector solar de 50+.